Volver “a las raíces” en lo referido a la alimentación es buscado por muchos. Frente a la producción agraria intensiva, cada vez más famosos promueven el estilo de vida orgánico, lo que es tendencia en todo el mundo. Comer huevos frescos en la mañana, costumbre que no hace muchos años era normal, hoy es casi un sueño. Pero un sueño posible en la ciudad, por supuesto, si se cuentan con los recursos para hacerlo, por lo que cada vez más hogares comunes se suman a tener gallineros doméstivos.
¿Cuanto cuesta? Si tenemos una casa con mucho espacio, vamos a los números: las gallinas ponedoras se venden, en caso de comprarlas, por unidad y según la genética, los previos van de los $300 a los $2.000; los 30 kilos de alimento balanceado alrededor de $1.500; un gallinero ya construido y listo para montar, entre los $14.000 y los $150.000 (sí, leyó bien) o más, dependiendo de los lujos que busquemos para nuestras amigas. Con las mejores condiciones y cuidados, podremos consumir esos “huevos felices” o “huevos orgánicos” que se consiguen a altos costos en los comercios.
¿Una obsesión?
Este estilo de vida, ya vemos, no es para cualquiera. Según consignó el diario El País hace algunos días, tener gallinas en casa es la nueva “obsesión” de los millonarios. ¿Recuerdan la polémica entrevista de Oprah a Meghan Markle y el Príncipe Harry? Casi toda la charla se grabó en otra locación por la negativa de la pareja a filmar el interior de su casa, pero hubo una excepción: el gallinero. “Meghan siempre quiso tener gallinas”, aseveró en ese momento Harry. Dentro del corral, con la normalidad de cualquier granjero, Oprah y la duquesa charlaban mientras su esposo alimentaba a los animales.
Un poco surrealista, pero no es el único caso. La lista es amplia: Jennifer Aniston, Hillary Duff, Julia Roberts, Gisele Bündchen, Nicole Kidman... En Argentina, mientras tanto, las hermanas Nara, cada una en su latitud, admitieron tener gallineros en sus casas campestres, cómo así Rodolfo Ranni dijo “disfrutar” del estar con sus gallinas en su quinta.
Y en Tucumán...
“Estamos viendo cada vez más que la gente en grandes ciudades elige tener acceso a productos agro ecológicos o que vengan del bienestar animal, que es tener todas las condiciones para que, en este caso, las gallinas estén bien, tengan una crianza natural y con alimento balanceado”, explica Gustavo Nieva, ingeniero agrónomo y técnico de INTA Prohuerta, programa del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria que busca apoyar la seguridad alimentaria. “Abogamos por la idea de que la crianza y la postura de las gallinas sea lo más natural posible”, asegura. Es que, con el proyecto, se distribuyen las gallinas INTA negra o colorada (ponedoras) en zonas rurales y periurbanas de toda la provincia. “Las periurbanas son, por ejemplo, El Manantial o los alrededores de Yerba Buena, donde las distribuimos. La gente se va de lo rural y se instala en esos cinturones”, ejemplifica.
Históricamente el lugar privilegiado para la cría de gallinas fue el campo. Pero que con el tiempo sea necesario distribuir gallinas en espacios más cercanos a las urbes nos muestra que el fenómeno se va acercando cada vez más a las ciudades.
Tenerlas en casa
“Uno puede tener tres o cuatro gallinitas en un gallinero, pero con los cuidados que corresponden. El problema de la ciudad, y que también está en el campo pero se controla mejor, es que estos animales tienen algunas cuestiones sanitarias y por eso se dificulta; hay reglamentaciones que no permiten tenerlas. Nosotros siempre estamos viendo que las gallinas se críen de la mejor manera: mientras tengan las instalaciones y los cuidados que se requieren, sí se pueden tener. Pero hay que cuidarlas: si no lo limpiás (al gallinero) genera mucho olor y un malestar general. Ahí ya entra la cuestión de la convivencia civil... -comenta el especialista-. Quien quiera poner un corral necesitaría una capacitación, los permisos correspondientes, saber si el municipio lo permite o no...”, advierte.
A diferencia de la ciudad, en las zonas donde el INTA distribuye los animales, los municipios suelen estar bastante ruralizados: “tener animales es costumbre de la gente que viene del campo y se instala en un pueblo cercano, porque ellos ya tenían en el campo. En Simoca, hay mucha gente que tiene en el fondo de casa una gallina, bien cuidada, por supuesto”, relata.
El ingeniero cuenta que cada vez más gente se está sumando a esta idea de tener gallinas o gallinero en casa para consumo familiar. Indica que el INTA brinda 10 gallinas y 10 gallos por familia en las zonas que cubren: las primeras tienen dos años de postura, en los que producen aproximadamente 240 huevos por período, y los segundos se crían unos meses y se los faena. Por supuesto, una vez que termina el periodo de postura, la galllina ha alcanzado un buen peso y está lista para su faena también.
El experto subraya que, como hay mucho interés, nunca tienen suficientes aves para repartir. “Siempre la gente termina pidiendo más”, agrega.
Nieva enfatiza en que no es lo común tenerlas de mascotas, al menos en zonas rurales. “Nosotros vemos a las gallinas como animalitos de granja. Un animal que produce huevos y también carne, no como una mascota”, finaliza.
Las celebrities
- Hilary Duff afirmó, para la edición yankee de la revista AD, que criar a sus gallinas se ha convertido en “todo un proyecto”.
- Julia Roberts y Giselle Bündchen, por su parte, contaron en numerosas entrevistas que decidieron tener gallinas para que sus familias consuman huevos frescos.
- Jennifer Aniston en más de una ocasión ha afirmado que compró una casa donde habitaban este tipo de aves y prefirió conservarlas, para consumir sus huevos.